Procente de Taiwán, Yuan llegó a la República Dominicana a los siete años de edad. Pronto se habituó al sancocho y al merengue, y adquirió espíritu caribeño. Se autonombra «ser humano aspirando a ser más humano » y «exniño aspirando a ser más niño». A este origamista le encantan los haikus, los microrrelatos, los chocolates, la trova, los sueños, la solidaridad, mirar las aves que planean en libertad, sentarse en los parques con las brisas... y con Jesucristo. Por varios países de América y Europa realiza su oficio de «diversionero», una mezcla de misionero con diversión: presenta humor, ilusionismo y prestidigitación para acompañar sus mensajes. Ha publicado los libros Dios: loco de amor, ¡Dios es wao! y, en Alfaguara Infantil, Cuentos sin ningún porqué.